La pérdida de vuelos o atrasos han creado un caos en Estados Unidos. Un hackeo en la base de datos centralizada, operada por Administración Federal de Aviación (FAA, de sus siglas en inglés) ha hecho que vuelos fueran cancelados el día 11 de enero del presente año.
A pesar de que por la noche se emitió un comunicado donde aseguran que ya se subsanó el error y que los vuelos operan con normalidad, es buen momento para preguntarse qué tan preparados estamos en materia de ciberseguridad.
En este caso, NOTAM (Notice to Air Missions), un sistema nacional que proporciona detalles de los vuelos y estados de las pistas, fue vulnerada, lo que provocó un gran caos en cuestión de minutos; recordemos que en nuestro país ya pasamos por momentos similares cuando hackearon los sistemas de la Caja Costarricense del Seguro Social y al Ministerio de Hacienda.
Mi pregunta es: si Estados Unidos, siendo una potencia y que se supone cuenta con muchos más recursos para destinarlos a ciberseguridad, no pudo anticipar este problema, ¿qué tan vulnerables estamos nosotros, si para combatir este tipo de ataques se destina menos del 1% del plan de gastos?
Sabemos que día a día hay miles de intentos de vulneración a los sistemas informáticos de todo el mundo. El año pasado se dieron a conocer las cifras de 165.000 intentos de ‘hackeo’ y de software malignos detectados en 100 entidades públicas en Costa Rica, según El Financiero.
Mientras nuestra vida cada vez dependa más de la tecnología, debemos también invertir en seguridad. Existen empresas dedicadas a esto, y aunque no es algo barato, sale más caro pasar por todo este viacrucis de los hackeos, y el riesgo para el país es muy alto.
Algunas medidas preventivas que pueden ponerse en práctica son:
Pruebas de vulnerabilidad, protocolos de cambios de claves periódicos y capacitar al personal para evitar caer en las técnicas ingeniería social.
Por otra parte, es importante que el marco jurídico avance de la mano con las nuevas tecnologías, para lo que se necesitan especialistas en el tema y leyes ad hoc. Aunque el tema es amplio y no todos lo manejamos al dedillo, es importante que al menos como usuarios y seamos responsables.
Todo esto es muy nuevo, y tanto los adultos profesionales como los jóvenes, estamos en un proceso de aprendizaje y adaptación. Lo importante, como en todo, es instruirnos y ser cautos para prevenir problemas y poder construir un mundo digital más seguro para todos.