Todos los días utilizamos el Internet, y entre los sitios más populares encontramos las redes sociales. Conforme navegamos vamos dejando una huella, la cual va mostrando lo que consumimos o lo que subimos en la red: nuestros comentarios, fotografías, datos personales; todo esto es lo que llamamos huella digital, las famosas «cookies» de las que les comenté en artículos anteriores. Ver aquí
Es común que, pasado el tiempo, las personas se arrepientan de cosas que dijeron o fotos que subieron a su red social y quieran eliminarlas; aunque la ley nos faculta para que exijamos que eliminen cierta información que nos pueda afectar, no toda solicitud cumple con los requerimientos que la ley exige como parte del «derecho al olvido». Además debemos ser conscientes de que existen muchos sitios que replican la información que subimos a Internet, por lo que a pesar de que solicitemos a algún sitio que elimine nuestra información, probablemente existan otros que ya la tienen, lo que haría casi imposible eliminarla del todo.
Es importante que las personas se eduquen en el uso de la tecnología, hay que conocer qué información de nosotros es necesaria de ser compartida y cual no; muchas veces, por desconocimiento, las personas comparten datos sensibles de manera pública, lo que los hace blancos fáciles para los ciberdelincuentes.
En cuanto a nuestra información, es importante que las personas conozcan que, según la Ley de protección de la Persona frente al Tratamiento de sus Datos Personales (Ley No. 8968), existen 4 categorías :
•Acceso irrestricto: Son los contenidos en bases de datos públicas de acceso general, según lo dispongan las leyes especiales y de conformidad con la finalidad para la cual estos datos fueron recabados.
•Datos personales de acceso restringido: Son los que, aun formando parte de registros de acceso al público, no son de acceso irrestricto por ser de interés sólo para su titular o para la Administración Pública (como la declaración de impuestos y planillas).
•Datos referentes al comportamiento crediticio: Los datos referentes al comportamiento crediticio se regirán por las normas que regulan el Sistema Financiero Nacional.
•Datos sensibles: aquellos que solamente el titular está autorizado para brindar, como su orientación ideológica, fe religiosa, preferencia sexual, etc., cuyo tratamiento puede llegar a generar algún tipo de segregación o discriminación hacia su titular.
Por lo que es importante que seamos conscientes del valor que tiene nuestra información.
Del derecho a la autodeterminación informativa surge el derecho al olvido, una garantía que tienen todas las personas para que se eliminen o borren ciertos datos de su pasado, porque los consideran vergonzosos o les afectan y, además; ha transcurrido el plazo para la conservación de estos, o bien, han cumplido con la finalidad para el cual fueron recolectados.
No se podrán almacenar por más de 10 años desde la fecha de ocurrencia de los hechos, datos personales que puedan afectar a su titular. En caso de que sea necesaria su conservación más allá del plazo estipulado, deberán ser desasociados los datos personales de su titular.
De esta manera, nos debe quedar claro que, a pesar de que la tecnología es de uso diario y nos facilita la vida, debe ser utilizada con mucha cautela. Lo que subamos a la red, permanecerá, y será muy difícil que desaparezca.
Lo más importante es aprender a usar todas estas herramientas de manera inteligente, aprovechando las configuraciones de privacidad y el sentido común.