Conforme la tecnología avanza, lo queramos o no, ella nos invade. Poco a poco vamos utilizando aisladamente distintos dispositivos que facilitan nuestra vida.

Muchos profesionales temen que la tecnología llegue a desplazar su trabajo y que sean sustituidos por inteligencia artificial. Si bien es cierto,  algunas labores pueden automatizarse, el papel trascendental del ser humano solamente debe adaptarse a los nuevos tiempos, donde los procesos más sencillos se dejan a la tecnología,  pero la creación de conceptos y el pensar es indudablemente insustituible.

El papel del abogado tradicional,  que realizaba todo tipo de trámites, va transformándose para dar lugar a un  asesor especializado, que si bien es cierto debe conocer de otras profesiones, tiene que ser especialista en un área específica.

En caso del abogado corporativo, diríamos que su función es más parecida a un director de orquesta, que conoce el funcionamiento de la empresa y asesora de acuerdo a las necesidades legales de ésta. Es importante que un asesor de empresas sepa conformar un equipo de especialistas en materias puntuales, y que su labor se encamine hacia una función preventiva.

Los nuevos modelos de negocio exigen asesoría legal integral, tener conocimientos de las nuevas tecnologías y saber utilizarlas para conocer sus fortalezas y debilidades; también se  requiere fortalecer el sentido de la ética, como un valor intrínseco del abogado.

Al momento de contratar a un abogado las empresas esperan que éste conozca sobre temas que son mega tendencias como la sostenibilidad, huella de carbono, derechos humanos, la diversidad y las creencias de los pueblos, la resolución alterna de conflictos y  las nuevas tecnologías; además que brinde servicios virtuales donde la inmediatez y la accesibilidad sean un valor agregado.

La multidisciplinariedad se  presenta como una necesidad vital ya que debido a la globalización, cada vez más las carreras se entrelazan y toman un poco de otras para fortalecerse, ayudarse y transformarse.

La necesidad de la formación de un nuevo concepto de abogados va notándose en los requerimientos de los empleadores, años antes solicitaban abogados tramitadores, que realizaran escrituras, funciones propias de las empresas, revisión  de contratos, etc. Hoy en día la mayoría de firmas más grandes  solicitan conocimiento de idiomas, habilidades blandas, trabajo en equipo, especialización en un área específica, deseo de aprender, enfrentar nuevos retos, inquietudes internacionales, proactividad y capacidad de innovación.  Gracias a la gran cantidad de empresas multinacionales que hay en nuestro país es importante fijar la mirada a las necesidades globales y no tanto locales.

Otra de las novedades que se busca es que el nuevo graduado conozca cómo venderse como una marca, fortalecer el sentido de emprender  su propia firma y no solo trabajar para alguien más.

Las firmas de abogados que trabajan en unión con otros profesionales y ofrecen servicios integrales están marcando tendencia.

Visto lo anterior, considero que no solo los recién graduados pueden optar por esta nuevas formas de ofrecer servicios, sino que nos invita a todos los que ejercemos esta hermosa carrera a unir la experiencia en la que fuimos formados y junto con las nuevas tendencias, crear un nuevo proyecto orientado a reinventarnos como profesionales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *